Elevando consciencia
Recordando quien soy
La toma de consciencia es fundamental trabajarla dentro de una dimensión donde haya dualidad, porque sin ella es totalmente imposible evolucionar y poder ascender a nuevas dimensiones más elevadas.

Diferencias y funciones de las energías femenina y masculina
Estas dos energías realmente derivan de la misma energía esencial, son dos partes del Uno y al fin y al cabo complementarias, la energía masculina es un energía externa, comprende la fuerza creativa, la individualidad y la femenina es una energía interior que lo abarca todo.
En cada una de ellas existe un parte de la otra, siendo más visible en lo masculino la energía Yang y en el femenino la energía yin, tal como define el yin y yang en cada parte hay una pequeña parte del otro y las dos forman el equilibrio.
Aunque en cada energía se destacan unas determinadas características, como por ejemplo en la masculina la fuerza emocional, y en la femenina la sensibilidad, hombres y mujeres somos capaces de comprender y reaccionar de la misma forma y de tener los mismos sentimientos y sensaciones.
"La interrelación de estas energías es el vehículo para que la energía creativa del Universo se canalice a través de nosotros.
Así que cuanto más en sintonía estén ambos aspectos de lo que somos, más fácilmente podremos escuchar y actuar de acuerdo con la voz de nuestra intuición."
Shakti Gawain
Somos seres espiritualmente iguales, con un alma, donde se va guardando todas las experiencias de nuestra evolución y también lo que todavía está para ir transformando, el trabajo a realizar en cada vida no depende de que seamos hombres o mujeres, ese trabajo individual dependerá de lo que vayamos realizando vida tras vida.
Cuando nacemos no venimos con una ley establecida de derechos y privilegios simplemente por ser de este o de aquel sexo, somos nosotros que hemos creado leyes y moralidades preestablecidas por sociedades deformes, estas moralidades están basadas en el miedo a ser menos que el otro, basadas en el egoísmo.
Realmente lo que nos diferencia es a nivel físico, porque biológicamente estamos destinados a desempeñar un papel distinto en el mundo en que vivimos, pero distinto no quiere decir, menos ni más que el otro, sin embargo esta diferencia de roles nos lleva a compórtanos emocionalmente de distinta forma y a que nuestras mentes funcionen de distinta manera, porque nos identificamos con el físico que tenemos.
También hay que tener en cuenta lo que desde un principio se creo, el hombre por su forma física, se le atribuyo instintivamente el papel protector del más frágil físicamente, siendo este papel a través de los tiempos confundido con un papel autoritario y de superioridad sobre el otro.
Al no tener consciencia de que las diferencias físicas son complementarias y que no nos diferencian como seres espirituales, esto da lugar a infinidades de conflictos en el relacionamiento entre los dos sexos, hay una lucha por posicionarse en relación al otro, creando rivalidades absurdas que se trasmiten de generaciones a generaciones.
Y un día se hizo luz sobre lo olvidado.
El corazón sintió la necesidad de profundizar sobre quien era y el porque estaba. Algo hasta ahora adormecido, buscaba incansablemente saber y encontrar.
En la profundidad del alma algo anunciaba que ya era hora de despertar, que había pasado el tiempo suficiente para sufrir y que ahora era tiempo de búsqueda de la felicidad tan ansiada durante años de abnegado silencio.
Mirando las estrellas pedía desde el mas sentido amor, que se mostrara la alquimia necesaria para tan deseado cambio . Se inició la tormenta anunciadora de la transformación que en sí misma es también la que da paso a la renovación, al inicio del camino, por el cual se va entrando poquito a poco en el desvelo de la sabiduría que siempre ha estado.
Sólo hay que ir descubriendo las señales reveladoras y ser consciente de cada paso que te va indicando por donde hay que seguir para que se encuentre ese sendero firme que te lleva hacia tu esencia divina.

Se es libre cuando:
Llegas a saber quién eres, no sólo por tu apariencia física, si no, en el conjunto de tu Ser.
Das amor sin preocuparte a quien se lo das.
Te enfrentas a todos tus miedos con el mismo valor, porque sabes, que no hacerlo es lo que te impide evolucionar.
No necesitas nada porque ya lo tienes todo.
Tu verdad no es motivo de necesidad de imponerla a nadie.
Ser humilde no es un esfuerzo porque vives en gratitud.
Las palabras, actos o pensamientos ajenos ya no te hieren, por comprender que fundamentalmente el miedo y la ignorancia son lo que impulsa a la violencia.
No tienes la necesidad de juzgar o criticar los hechos y palabras de los demás.
Ya no tienes que perdonar ni que te perdonen, pues el ego es el único que se siente herido.
Sabes reírte de tus propias torpezas.
No sientes soledad aun estando sólo.
Ya no exiges que nadie sea como a ti te gustaría que fuera.
Tu autoestima no necesita elogios.
No tienes que culpar a nadie, por lo que te pase a ti.
Eres consciente de que eres tú el que comanda tu mente y no al revés.
El pasado ya no es motivo de dolor ni el futuro de preocupación.
Ya no te descontrolas en las situaciones que antes te alteraban.
No sientes rencor, odio, rabia o cualquier otro sentimiento de desamor hacia quien sea.
Sí ya no piensas que tienes que dar consejos a nadie.
Tener siempre la razón no es primordial.
Tus acciones y palabras nunca son para oír la aprobación de los demás.
Reconoces que la evolución es cambio y no te encierras en tus ideas.
Sabes que tu libertad está dentro de ti y nunca en nada ni en nadie que no seas tú mismo.
